Cómo adaptar la respiración para realizar las tareas diarias sin sufrir disnea
Cómo adaptar la respiración para realizar las tareas diarias sin sufrir disnea
La falta de aliento o disnea es una preocupación constante en las personas que padecen una enfermedad pulmonar crónica. Es verdad que esta situación, limita mucho a la hora de realizar cualquier actividad, y en muchas ocasiones, la persona que la padece termina por no hacer aquellas tareas que le supongan un gran esfuerzo. Aprender a controlar la respiración, ayuda en gran medida a reducir este síntoma.
Desde el momento en el que a alguien le diagnostican una enfermedad pulmonar, lo primero que le pasa por la cabeza es: ¿Y ahora qué hago? Ante esta situación, tiene que tener presente una cosa, y es que, aunque aún no hay un tratamiento que cure la enfermedad, sí que hay opciones para mejorar y conseguir estabilizarla.
Para ello, es importante que sea consciente de su situación y gestione su enfermedad de manera activa. Es decir:
- Que tenga una buena adhesión a su tratamiento.
- Que siga las pautas que le marca su médico.
- Que realice actividad física diaria adaptada a su situación.
- Que aprenda técnicas de respiración, que le permitan obtener una mayor oxigenación de sus pulmones.
¿Qué significa aprender a respirar de manera consciente?
Todos respiramos, y lo hacemos de forma automática. En ningún momento nos paramos a pensar si ahora tenemos que respirar profundamente, o tenemos que hacer una respiración pausada. Directamente respiramos, sin más. Hasta los suspiros son inconscientes.
Sin embargo, cuando una persona tiene los pulmones dañados, ve cómo su capacidad está limitada y tiene dificultad, tanto para inspirar, como para expulsar el aire, es a partir de ahí, cuando empezará a medir cada bocanada de aire que de.
Esta circunstancia le lleva a acelerar su respiración de forma descontrolada cada vez que realiza el más mínimo esfuerzo, porque lo que quiere es llenar sus pulmones de aire, y ve que no es capaz. Actuando así, lo único que va a conseguir es emplear más energía, y cansarse mucho más.
Mal comparado, cuando una persona está en el mar o en la piscina y se está ahogando, siente presión en el pecho, empieza a ponerse nervioso y esto hace que respire más rápido. Los expertos aconsejan que, en esa situación, lo primero es intentar tener respiraciones pausadas, para poder tranquilizarse y así conseguir mantenerse a flote.
Aprender a respirar de manera consciente, al principio cuesta, pero con la práctica se vuelve algo rutinario. Tan solo hay que adaptar la respiración a la actividad que se está realizando, y una vez aprendida la técnica, simplemente sale sola.
¿Cómo puedo adaptar mi respiración a las actividades diarias y cansarme menos?
El ejercicio en las personas con EPOC o cualquier otra enfermedad pulmonar crónica, supone, en cada respiración, un gasto energético mayor.
Eso no significa que tenga que dejar de realizar actividad física, todo lo contrario, es fundamental para mejorar su enfermedad pulmonar.
Hay que hacer ejercicio, todos los días. Eso sí, ejercicios adaptados. Para ello es recomendable que acuda a un fisioterapeuta respiratorio, para que le ayude a diseñar un plan de actividades en función de su situación, y, además, le enseñe técnicas de respiración para que pueda coordinarlas con el ejercicio.
Por ejemplo, subir escaleras o cuestas, sabemos que es uno de los grandes retos y que más agotamiento provoca. Para ello le recomendamos lo siguiente:
1.- Colóquese delante del primer peldaño, coja todo el aire que pueda, y empiece a subir.
2.- Al mismo tiempo que sube, vaya soltando el aire poco a poco por la boca, con los labios fruncidos.
3.- Una vez que haya soltado todo el aire, y subido los escalones, ya sean uno, dos o tres, párese un momentito y descanse.
4.- Vuelva a coger aire de nuevo por la nariz, y continúe subiendo.
5.- Repita este proceso todas las veces que sea necesario. No hay prisa, vaya a su ritmo. Si ve que no puede continuar, pare y vaya más lento.
Con la práctica, y controlando su respiración, comprobará cómo con el tiempo puede subir escaleras, sin emplear tanto esfuerzo, y sin cansarse en exceso.
Vestirse, agacharse, ponerse los calcetines… son actividades que generan mucha fatiga.
¿Por qué ocurre eso?
Muy sencillo, por que son actividades que requieren concentración, y la mayoría de las veces se hacen en apnea. Eso es un problema, porque como la persona está tan concentrada, no respira, coge el aire, pero no lo suelta, y eso hace que se fatigue más de lo necesario.
Para evitarlo, le recomendamos que haga una respiración sincrónica, es decir, continuada, a la vez que realiza la actividad.
Por ejemplo, si va a levantarse de una silla, al mismo tiempo que lo hace, respire, y cuando vaya a sentarse, expulse el aire.
Si va a caminar, coja aire cuando avance con el pie derecho, y cuando vuelva a pisar de nuevo con él, suelte ese aire.
Si va hacia la cocina y coge un vaso, vuelva a coger aire, y suéltelo cuando deposite el vaso de nuevo en la mesa.
Así con todas las actividades que realice en su día a día. Es la manera más fácil de trabajar la respiración consciente, y poco a poco, empezará a notar como lo que antes le costaba un gran esfuerzo, ahora no le supone tanto, y lo que es más importante, va a notar cómo la sensación de ahogo se reduce.
Patrones respiratorios para reposo y actividad
Cuando se realiza una actividad física que requiere esfuerzo, aunque sea pequeño, no se respira de la misma manera que cuando se está en reposo.
El patrón respiratorio que se utiliza en reposo, por ejemplo, cuando come, ve la televisión, lee un libro, en una reunión de amigos, etc, es la respiración diafragmática.
Esta respiración se realiza utilizando el abdomen. Cuando toma aire, su abdomen sale un poquito para fuera, y cuando expulsa el aire su abdomen vuelve hacia dentro.
Es una respiración que tiene bajo coste energético, no se emplea mucho esfuerzo en realizarla, y sin embargo consigue captar buena cantidad de aire dentro de los pulmones.
El patrón respiratorio para realizar actividad tiene un componente torácico, es decir, hay que utilizar la caja torácica para respirar, porque el consumo de oxígeno es superior. Necesitamos ampliar el volumen y conseguir una mayor captación de aire.
¿Cómo se consigue?
Lo primero que tiene que hacer es ensayarlo. En casa, tranquilamente, tumbado o sentado, como prefiera. Coloque su mano encima del tórax, inspire por la nariz, haga una respiración más amplia y eleve el tórax. Después, expulse el aire por la boca, y con la mano sobre el tórax, sienta como este vuelve a bajar. Colocar la mano en esa posición le ayudará a tener una respiración consciente.
Una vez haya ensayado este tipo de respiración, debe coordinarla con la actividad física que realice y el ritmo, ya sea para caminar, o para montar en bicicleta.
Por ejemplo, cuando camine, a la hora de plantar el pie de derecho, inspire y suba el torax tal y como ha ensayado (no hace falta que coloque su mano encima de él, solo era para el ensayo). Cuando vuelva a pisar con el pie derecho, suelte el aire. Así, continuamente.
En el caso de usar la bicicleta, aquí no se coordina la respiración con el pedaleo, porque sería rápida y agitada. Sin embargo, tiene que continuar ejercitando una respiración torácica y rítmica.
Este tipo de patrón respiratorio favorece la expansión pulmonar, y fortalece los músculos respiratorios. Practicándolo todos los días, va a comprobrar cómo pasadas unas semanas, no se va cansar tanto a la hora de realizar ejercicio físico.
La respiración en reposo es lenta, pausada y con volumen moderado, es decir, corriente. La respiración en actividad es un poco por encima del volumen corriente, sin llegar a máximos, con una frecuencia respiratoria mayor, para que al final de un minuto se hagan más respiraciones, y la captación de oxígeno sea más eficiente.
Como ve, aprender a respirar correctamente y de manera consciente es muy importante. Si se propone unos objetivos, y todos los días practica los ejercicios pautados, coordinándolos con la respiración, va a comprobar cómo con el paso de las semanas su tolerancia al esfuerzo físico aumenta considerablemente, reduce la sensación de disnea y optimiza su capacidad pulmonar.
Entonces estará con nosotros que merece la pena dedicar todos los días un tiempo a ejercitar sus pulmones, ¿no?
Si necesita ayuda para saber qué tipo de actividad o ejercicio puede realizar, o tiene dudas de cómo hacer las respiraciones puede solicitar una cita con nuestro equipo de fisioterapeutas aquí.
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Alfonso Montero Pacios
- Fisioterapeuta Especialista en Fisioterapia Neumológica.
- Master en Medicina Respiratoria. Universitat de Barcelona (UB) y Universitat Pompeu Fabra.
- Director asistencial de Rehaliza Health Solutions.
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Comentarios
Soy paciente del hospital del tórax en Santiago de Chile, con HP diagnosticada hace 16 años, tomó sildenafil y he podido llevar mi condición más normalmente.
Cariños!
Nos alegramos que le sirva el artículo. Ya que mantiene una buena adhesión a su tratamiento y ha conseguido estabilizar su enfermedad, ahora a realizar actividad física todos los días. Con las pautas que marcamos en este artículo, podrá coordinar el ejercicio con la respiración sin cansarse tanto.
Un abrazo.